viernes, 28 de enero de 2011

CIEGA EXPERIENCIA

Despertó Claudia en aquella fría cama de un hospital, ella estaba mirando el techo e intentaba recordar, pero por más que quería acordarse de algo, no conseguía lograrlo. Miró hacia la mesilla y en ella había un extraño reloj que marcaba las diez, pero serían de la mañana o de la noche, la verdad es que no había ni tan solo una pequeña ventana en aquella habitación.
No lo soportaba más, y decidió levantarse y caminar, el suelo realmente estaba helado, pero no encontraba ningún par de zapatillas que ponerse, así que decidió llamar a un pequeño timbre que había en la pared; de aquella forma llegó una enfermera, la cual intentaba calmar a Claudia y le pedía que se acostase de nuevo, a lo que ella no intentó negarse pero estaba un poco desorientada, así que quería saber qué le pasaba, por qué estaba allí, dónde estaban sus padres y amigos y por qué se encontraba tan sola en aquella situación, realmente asfixiante para ella.

La enfermera intentó tranquilizarla y le comentó, que en unos instantes vendría el médico para informarla de cuál era exactamente su situación; y así fue, mientras Claudia volvía a su cama, el médico hizo acto de presencia en la habitación. Era un hombre ya maduro, de unos cuarenta y ocho años, pelo canoso y abundante y llevaba unas pequeñas gafas que le daban un aspecto algo más informal. Se sentó en una pequeña butaca que había en la habitación, y comenzó a hablar con Claudia. Intentó utilizar las palabras más adecuadas, para que ella entendiera todo lo que le había ocurrido, y el motivo por el cuál, se encontraba allí.

CONTINUARÁ...

El médico contó a Claudia que había sido ingresada en aquel hospital en 1997, por una grave enfermedad incurable, por ello sus padres decidieron que no era el momento más oportuno para que una chica de veintitrés años muriese, así que se lanzaron a la aventura de congelar su cuerpo, hasta que la ciencia pudiera conseguir llegar a curarla, y así ocurrió. Rodaba el año 2147, habían transcurrido ciento cincuenta años y ella, Claudia, por fin, estaba curada y en pocos días podría volver a su casa.

Claudia no creía lo que estaba escuchando, pensaba que aquello solamente ocurría en las películas, que alguna vez había visto en televisión, pero ahora ella se encontraba como protagonista de una de aquellas tontas historias. El médico ante la visión del rostro desencajado de Claudia, le pidió que se tranquilizase y descansase, y dicho esto, abrió la puerta y desapareció. A Claudia, le pesaba el silencio de aquella habitación, su mente comenzó a pensar y pronto se dio cuenta, que si habían transcurrido ciento cincuenta años, desde que ella fue ingresada en el hospital, lógicamente pudo darse cuenta, en ese mismo instante, que ella contaba justo en esos momentos ciento setenta y tres años, que sus padres y hermanos habían ya muerto y que toda la gente que conoció, durante toda su vida habían desaparecido, en una palabra, todo lo que ella conocía o creía conocer, ya no existía, ya que el paso del tiempo había acabado con todo ello.

CONTINUARÁ... Prometo en breve continuar.

1 comentario:

Gorka dijo...

Me encanta como comienza. Espero que pronto publiques la continuación.