viernes, 10 de junio de 2011

EL ESTANQUE Y EL MAR...





Hay muchas canciones de Héroes que realmente me causan nostalgia o tal vez tristeza, son recuerdos, y realmente me sirven para darme cuenta, como el tiempo ha pasado irremediablemente; sobre todo me ocurre muy especialmente con todas las canciones, absolutamente todas, del primer disco de Héroes, es algo que lo llevo en el alma no lo puedo evitar, mis recuerdos van unidos a la ciudad de Zaragoza, al comprar ese disco en esa ciudad justo en la versión de vinilo, ojear la guía telefónica y comprobar que el apellido de Enrique figuraba allí. O sentir una pena inmensa por recordar que el vinilo del primer directo, lo tuve entre mis dedos y se lo devolví a un amigo que pinchaba discos en un pub, ya que me lo prestó para que me lo grabará en una cinta de cassette ¡qué horror!; solamente conservo la fotocopia de la portada y la contraportada y la cinta de la grabación.
La tristeza invade el pasado, es algo inevitable y os preguntaréis por qué menciono todo esto, simplemente por el último reportaje que Enrique lanzó la semana pasada. Las cosas cambian quizás a mejor, o a peor ¡qué se yo! pero lo único seguro, es que todo ya ha pasado. Pero los recuerdos se guardan. La verdad es que los fans muy jóvenes, es mi humilde opinión, se perdieron la mejor etapa de Héroes, que fue verlos crecer y yo aunque mucho más joven que ellos, también crecí con su música. Y permanece como parte de lo que soy, tendría multitud de ideas, recuerdos, pensamientos, y muchísimas cosas de cada una de las canciones de Héroes, porque viví muchas cosas, y cada canción va unida a un momento, una ilusión, una decepción, una diferencia o simplemente va ligada a lo que yo misma significo.

Alguna de las cosas que más hecho de menos son los conciertos pequeños, cuando a los que nos gustaba Héroes éramos tan pocos que no llegábamos ni a treinta, en aquellos conciertos de pueblos en fiestas, pero eran todos sensacionales ¡qué momentos!. Luego todo fue creciendo y poco a poco todo cambió; tanto que todo aquello se esfumó, la esencia irremediablemente terminó y el silencio se hizo una realidad.

El cierzo, la figura de la Basílica, el río... se echa de menos, pero siempre que puedo regreso y seguiré haciéndolo.